2.3. Industria de entretenimiento y medio de información
En 1998 se emitía por primera vez en televisión el video de la muerte en directo de Ramón Sampedro. Ramón era un marinero de A Coruña que quedó tetrapléjico durante más de 30 años tras sufrir un accidente en la playa. Fue la primera persona en España en reivindicar y pedir el suicidio asistido, petición que los tribunales denegaron ya que el Código Penal de entonces no permitía la eutanasia (al igual que en el actualmente vigente). La historia de Ramón fue muy mediática, en ella se basó Alejandro Amenábar para su película Mar adentro.
Hoy, 21 años después, se reabre el debate sobre la muerte asistida. Tras varios años de lucha por que se aprobara una ley de eutanasia en España, Ángel Hernández decide ayudar a morir a su mujer María José Carrasco. Todo el proceso se recoge en un video, a petición de María José, con el fin de que sirviese como un testamento vital el cual todos pudimos ver en nuestras televisiones el pasado 4 de abril. Dichas imágenes, en las que se refleja la voluntad de una persona por acabar con el calvario que le produce su enfermedad, han provocado un impacto sobre la sociedad española. Como es normal, la población se ha sensibilizado mucho con el caso de María José, ya que como ella existen muchas personas que desean una muerte digna pero las leyes no se lo permiten. Actualmente, la cooperación al suicidio está castigada con pena de prisión de seis a diez años. Este es el destino que le depara a Ángel, una persona que solo pretendía ayudar a su mujer hasta el último momento de su vida, como lo había hecho siempre, sin ninguna pretensión más allá, y por el simple hecho de cumplir las últimas voluntades de María José.
La televisión ha conseguido mostrar esta triste realidad con la difusión del video captado por Ángel y María José, y el fin “positivo” de ello es que se está creando debate sobre la aprobación de una ley que pueda regular la muerte asistida. Una ley a la que se adelantó María José, porque para ella desgraciadamente nunca llegó y no pudo cumplir su deseo de morir dentro de la legalidad. Se me ocurre otro debate, ¿es más criminal el que hace las leyes o el que no las cumple?