Los personajes de las historias cobran vida y realismo en el cine, y junto a ellos, los constructos sociales que van adheridos al comportamiento humano y a la red de interrelaciones de estos.
Muchos directores han apostado por trasladar los protagonistas de los cómics a la gran pantalla, sin olvidarnos de los poderes que los transforma en superhéroes. Pero no solo son superhombres con superpoderes, sino que también tienen una parte humana, con la que logran conectar con el público. Estos superhéroes están idealizados a medida, sin embargo, lo que descuida su público es la parte humana aferrada a su comportamiento social.
Las adaptaciones de los cómics al cine se han convertido en tendencia en las últimas décadas. Entre los personajes de cómic que han generado más películas están los de Marvel y DC comics. Ambas son las empresas más grandes de comics estadounidenses.
Por un lado, con Marvel tenemos a Iron Man, Thor, Capitán América, Spiderman, Hulk, Deadpool, etc.
Por otro lado, con DC, a Batman, The Flash, Superman, Aquaman, Arrow, Linterna Verde, etc.
¿Y las mujeres? Aquí están:
Marvel:
Lejos de un parecido al superhéroe fuerte con un traje práctico y unas grandes habilidades, las superheroínas que los cómics plantean son mujeres poderosas que destacan por sus curvas y sus llamativos trajes ceñidos a ellas. El planteamiento de la mujer en el cómic de superhéroes no es más que una figura erótica e hipersexualizada. ¿No huele a consumo masculino heterosexual?
Dicho esto, el cine no se queda atrás, porque claro, ¿cómo va a salvar el mundo una mujer sin un sujetador pushup, un traje ceñido, unas uñas postizas no menores de 5 cm., y unos tacones bien estilizados?
Mientras que los superhéroes machos necesitan trajes acorazados y grandes masas de músculo, las superheroínas hembras solo necesitan estar bien monas para dar “hostias como panes”.
A todas y todos nos suena el cliché del super machote que ha tenido un pasado doloroso y ha decidido hacer justicia. Es un hombre fuerte y poderoso, que tiene a mujeres a su alrededor que evaden su objetivo. En cambio, la figura de la superheroína responde a un ideal dentro del espectro del género femenino. Tanto el superhéroe como la superheroína siguen un rol de género que se le ha asignado y cumple una función social.
Esto no va muy lejos del patriarcado, que se ha puesto al servicio del capitalismo, al cual, le beneficia el consumo masculino y la cosificación de la mujer para bien de consumo.
Las mujeres que hay detrás de las cámaras están apostando por un cine más igualitario, y es por ello, por lo que están apareciendo nuevas superheroínas que quedan al margen del rol de mujer objeto, y no han sido creadas con el fin de ser consumidas bajo un prisma erótico.
Jessica Jones, una investigadora privada que utiliza sus poderes para resolver casos, es un ejemplo de personaje traspuesto a la pantalla de forma rompedora, encarnado por la actriz Krysten Ritter en la serie creada por la guionista Melissa Rosenberg.
Otro ejemplo es la reciente película de Capitana Marvel, una superheroína que ha conseguido dejar a un lado la imagen fílmica de compañera de batalla o damisela en apuros para convertirse en la verdadera protagonista. «Su principal superpoder es ser mujer».