4.2. Emergencia y evolución de la tecnología video. La posproducción en la imagen
videográfica.
Si por algo es reconocible Wes Anderson es, sin duda, por la impecable estética de sus
películas. Los encuadres simétricos, los movimientos de cámara y las paletas de color
limitadas hacen que sus obras sean únicas. Algunas de sus obras más conocidas son The
Grand Budapest Hotel, Moonrise Kingdom o The Royal Tenenbaums.
El color, concretamente, es uno de los factores más importantes para entender la obra
del cineasta americano. Además de por pura estética, lo usa como narrativa. No emplea
una paleta de color llamativa, sino tonos pasteles y apagados.
Los dos colores más usados en su filmografía son el rojo y el amarillo. El uso de estos
en su escenografía y vestuario está diseñado de forma magistral para adentrarse en las
mentes del público y así transmitir un cierto estado de ánimo en el visionado de la
película.
Su peculiar manera de usar el color ha sido objeto de análisis. Un ejemplo de ello es el
estudio realizado por Vaughn Vreeland, Color Theory and Social Structure in the Films
of Wes Anderson, que se puede leer aquí: http://www.elon.edu/docs/e-
web/academics/communications/research/vol6no2/04_Vaughn_Vreeland.pdf
También se han creado blogs como Wes Anderson Palettes, donde sus seguidores
recogen el tratamiento del color escena a escena:
https://wesandersonpalettes.tumblr.com
Lo que más me llama la atención de cualquier obra es una estética cuidada. En este
ámbito, sin duda, Wes Anderson tiene un 10. La simetría en los encuadres y la paleta de
color limitada, son unas de las cosas que más paz mental me dan. El conjunto de todo
esto hace que no me canse de ver sus películas una y otra vez.