Hoy, 14 de abril, a las 21:00 horas se estrena en Estados Unidos la última temporada de la archiconocida Juego de tronos. Parece un acontecimiento como otro cualquiera, pero lo cierto es que millones de espectadores van a estar pegados a sus pantallas en ese momento (aquí en España a las 3 de la madrugada) como si de la retransmisión del Apollo 11 se tratara. Y es que el fenómeno fan que ha conseguido esta serie de televisión es inmensurable.
Se trata de la serie que ha ganado más Premios Emmy de la historia y uno de los programas más vistos de la última década (treinta millones de espectadores por episodio en su temporada más reciente). Juego de tronos ha conseguido crear todo un universo en torno suyo que hace reflexionar a cerca del impacto que puede causar la televisión en la sociedad. Con un presupuesto totalmente elevado en la producción de cada capítulo ha conseguido mantenerse como producto de consumo masivo. Otro producto más fruto de la narrativa transmedia. Una historia que comenzó hace 23 años con la serie de novelas Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin y que hoy en día se transmite a través de diferentes plataformas. Además de los libros y la serie, aplicaciones de móvil, figuritas, juegos y videojuegos, mapas interactivos, incluso un idioma (el dothraki) forman parte de su propio universo. Además, no son pocas las teorías y especulaciones que el público ha formulado sobre el final de la serie, por eso la expectación para esta última temporada es máxima.
La verdad es que es uno de los programas que están dejando huella y que han reformulado la forma de hacer series de televisión. Y si no que se lo digan a Ned Stark, al que creíamos protagonista desde el principio de la primera temporada y que no pasaron más de 6 capítulos hasta que vimos su cabeza rodar.