Juicio a la piratería – OSCAR LA RED

2.5 Industria de entretenimiento y medio de información

El juicio a los que fueron los propietarios de la conocida web SeriesYonkies ha comenzado. Los acusados son Alberto García Solá, el fundador de la página, Jordi Tamargo y David Martínez, los propietarios que se unieron más tarde al proyecto, y Alexis Hoepner, el que fue el comprador final de SeriesYonkies. La fiscalía solicita tres años de prisión, y no sólo eso, también pide el pago de 167 millones de euros para aquellas empresas que pudieron verse perjudicadas con la existencia de una página web que distribuía su contenido de forma gratuita, sin su consentimiento previo. Por su parte, la acusación particular pide una cifra mucho mayor a los acusados, 549 millones de euros y cuatro años de cárcel. Este juicio ha tardado 10 años en celebrarse debido a que la defensa de los acusados recurrió una y otra vez todas las sentencias que tomaba el tribunal encargado del caso.

Este juicio puede generar de nuevo el debate que ha existido desde la aparición de la propiedad artística: ¿Hasta que punto son legítimos los derechos de autor en cuanto a cuestiones artísticas, como son el cine y las series? Existe muchísima gente con la opinión de que el arte debería servir al propio arte, y que no debería haber ninguna limitación en cuanto a su acceso, sino que debería estar al alcance de todos y no ser tratado como un producto. La realidad es que esto es una visión muy ingenua y reduccionista del funcionamiento del arte. Detrás de una película o una serie hay una empresa que la produce y un trabajo de muchísimas personas profesionales en sus correspondientes ámbitos. No es, por lo tanto, una cuestión de libertad en cuanto al consumo del arte, ya que, por encima de todo, el trabajo debe ser remunerado. El cine y las series tienen que ser accesibles para toda la población ya que culturizan a la sociedad, y no debe de haber una barrera económica que limite dicha accesibilidad. Sin embargo, sí debe de haber un pago por parte del público para consumir estos productos, ya que, como ya he dicho, hay todo un trabajo y una inversión detrás que debe recompensarse. El debate con más sentido estaría en cual es la cifra lógica que el público debe pagar para consumirlo, ya que si el precio del cine es alto, la gente, obviamente, preferirá buscar ese contenido de forma gratuita, aun sabiendo que es ilegal. Por lo tanto, una mejor regulación del precio, para que no resulte abusivo, sería la solución para acabar con las páginas piratas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *