La televisión y la irresponsabilidad – ÓSCAR LA RED

2.5 Industria de entretenimiento y medio de información

El pasado viernes 5 de abril, Telecinco emitió su programa Mi casa es la tuya, donde el cantante Bertín Osborne realizaba una entrevista en su casa a Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal, por separado. La intención de este programa es siempre la de entablar una conversación distendida y amable entre Bertín Osborne y el invitado semanal, para conocer su faceta más íntima y personal, el individuo que hay detrás del personaje público. Son charlas políticamente correctas, que no buscan poner en ningún aprieto al convidado y en las que se evitan los temas polémicos. El presentador, Bertín Osborne, no busca seguir las reglas periodísticas con sus entrevistas y no se molesta en evitar dar su opinión o posicionarse ideológicamente. Pero esto a priori no debería de suponer un problema ya que, como ya he dicho, el programa no pretende realizar entrevistas competentes en el aspecto periodístico sino más bien generar una charla informar y entretenida. Sin embargo, en esta ocasión en particular, el programa merece un criterio de valoración diferente. Esta vez, el programa invitaba a tres líderes de partidos políticos de derechas (Partido Popular, Ciudadanos y Vox) para tener este tipo de conversaciones distendidas con ellos y, a su vez, poder abordar temas políticos generalistas. La novedad residía en la invitación del programa a Santiago Abascal, líder de Vox, para acudir a la casa de Bertín Osborne. La conversación con Abascal fue, al igual que con los otros dos invitados, amistosa y amable, en la que el político contó anécdotas de su infancia y de su vida en familia. Esto, sin embargo, me parece un acto de irresponsabilidad enorme por parte de Telecinco. Vox es un partido abiertamente racista, homófobo, machista, franquista y demás pensamientos extremistas propios del fascismo. Los medios cometen un acto de enorme irresponsabilidad al permitir ser el altavoz para un partido de extrema derecha con propuestas políticas restrictivas. Ningún medio de comunicación debería de invitar a un partido de ideología fascista para realizar una entrevista amable, por una cuestión de responsabilidad, ya que lo que se consigue al hacerlo es contribuir a un lavado de imagen de este partido extremista. No es una cuestión de pluralidad ni de ampliar el número de voces del debate, si un medio de comunicación de masas le da voz a un partido fascista, y además a través de una charla amistosa sin ninguna intención crítica, lo que se consigue es la propagación de ese fascismo. En un país democrático no se le debe dar voz a aquellos que proponen políticas fascistas, se les debe boicotear para que tengan la menor trascendencia. Aunque pueda considerarse que esto atenta contra la libertad de expresión, es totalmente lo contrario: si se pretende mantener la libertad de expresión, se debe de eliminar del discurso a aquellos que son afines a ideologías en contra de un sistema democrático.

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