5.4 Multimedia e Internet: arte digital, videojuegos.
El mundo de los videojuegos avanza a una velocidad vertiginosa. Atrás quedan esos videojuegos en máquinas enormes de recreativos, donde los jóvenes pasaban las horas jugando a juegos de arcade en pantallas 2D, pero no podemos olvidar esos tiempos nostálgicos ya que nos dieron unos momentos únicos y probablemente irrepetibles. Son los padres de los actuales videojuegos, y los abuelos de lo que vendrá en los próximos años, donde los mandos pasaran a un segundo plano y el jugador se convertirá en el personaje principal de la trama.
¿Os imagináis un traje que pueda transmitir las sensaciones que nuestro personaje del videojuego está sintiendo? Esto ocurre con el Teslasuit, un traje que, mediante un ordenador integrado, es capaz de enviar impulsos eléctricos que simulan el viento, el impacto de las gotas de lluvia, notar la temperatura e incluso el tacto de los objetos entre muchas otras cosas. Es un traje capaz de introducirnos por completo en el videojuego, que junto con unas gafas de realidad virtual, nos dará la inmersión completa para sentirnos personajes de un videojuego.
¿Y qué me decís de jugar sin mandos? Esto es lo que la empresa BrainCo quiere conseguir, pasando a un plano en el que sea nuestra mente la que controle los movimientos de nuestro personaje. De momento ya son capaces de impulsar un coche de Scalextric con nuestras ondas cerebrales, que mediante un sensor son mandadas a un ordenador y dependiendo de nuestra concentración el coche correrá más o menos.
También se trabaja con la idea del proyector digital, donde seremos capaces de controlar los videojuegos de manera táctil, entre otras cosas entrar a nuestras redes sociales, editar fotografías y demás, creando un espacio en nuestra casa, en una pared, un suelo o inundando una habitación entera que nos permita interactuar con ella.
Estas, junto a muchas otras, es la manera de ver el futuro de los videojuegos, tecnologías en desarrollo que buscan del videojuego un modo de entretenimiento llevado a un límite extremo. Nadie sabe lo que el futuro nos reparará.